miércoles, 21 de julio de 2010

Exclusiva entrevista al Presidente de la República

Tomado de El Comercio.- El presidente visitó por primera vez la sede central de El Comercio y concedió una entrevista en la que habló del pasado, presente y futuro del Perú.
 


¿Cuál es su balance y cuáles sus perspectivas para el último año?
Tengo un balance satisfactorio de los cuatro primeros años y una perspectiva optimista. El Perú está mejor y fortalece mi optimismo que los próximos cinco años el Perú estará mucho mejor de lo que actualmente es. Hemos tenido un crecimiento inclusivo, fortalecido nuestra clase media. Las políticas públicas han llegado hasta los más humildes del país y se ha cumplido el deseo que teníamos de impulsar algunos temas fundamentales como la descentralización, la educación, la salud y la universalización de los servicios en favor de los humildes. El Perú queda en una posición mucho más sólida con mucha mayor admiración internacional.

¿Este último año el énfasis estará puesto en…?
Hay temas en los cuales no puedo tener la misma satisfacción. Debemos culminar algunas obras básicas materiales e inmateriales como la educación pero tenemos que insistir en algunos temas en los cuales a pesar de la buena voluntad de las instituciones no se ha avanzado lo suficiente. El tema de la inseguridad ciudadana, de la erradicación de la corrupción burocrática. Creo que son elementos a los cuales hay que prestar mucha más atención para dejar un buen balance para facilitar las cosas del próximo gobierno, que es mi interés fundamental.

¿Qué correcciones sugiere en el proceso de descentralización?
Este proyecto descentralista ha nacido, como todo lo que hacemos, con un poco de exageración. Más que descentralismo buscamos el “antilimeñismo”, más que redistribución de poderes y autonomías buscamos el antipresidencialismo y como consecuencia de esto se ha retrocedido aún en conceptos que la Constitución de 1979 establecía. El Poder Ejecutivo estaba facultado para intervenir en una situación caótica por un período y dando cuenta al Congreso. Esa facultad fue retirada de la Constitución de 1993 dejando en riesgo al país. Si no hay una actitud muy responsable de los elegidos en los gobiernos regionales, podemos convertir nuestro país en una diáspora de feudos donde cada uno quiere hacer valer sus derechos legales, privilegios o fueros y la unidad de la República a veces queda en peligro. Hemos intentado en este gobierno corregir eso. La Ley Orgánica del Poder Ejecutivo establece que el Ejecutivo tiene derecho a señalar las políticas nacionales y el que se aparte de esas políticas puede ser sancionado porque estaría malversando recursos. Para el próximo presidente, sea quien sea, tenemos que hacer un esfuerzo en devolverle más autoridad a la Presidencia de la República para que pueda controlar los naturales excesos que tienen que haber en los próximos años porque estamos todavía en el proceso de alumbramiento de la descentralización.

¿Qué consejo le daría al que resulte elegido?
La descentralización requiere algunas correcciones constitucionales. Creo que el término de gobernador regional sería el más adecuado, segundo la capacidad de intervenir, con autorización del Congreso, en casos de acefalías, que se han dado hasta en tres ocasiones en estos años o por uso indebido o insuficiencia en el uso de los recursos. Tenemos, lamentablemente, alguna región que solo ha ejecutado a la mitad del año el 5%. ¿Qué hace el presidente si la Constitución y las leyes le prohíben entrar? A pesar de estos problemas no se debe dar marcha atrás en la descentralización. En segundo lugar el proyecto educacional, en el cual el Gobierno acogió el Plan Nacional de Educación debe continuar, y el aseguramiento universal, que es una revolución en la salud. Esos tres temas garantizarían una continuidad. Y en última instancia las relaciones del Perú con el mundo deben sustentarse en una relación de libre intercambio. Todo proteccionismo es en este tiempo negativo. Solo conduce al retraso, al privilegio. La capacidad del Perú para atraer inversiones es hoy muchísimo mayor que antes y debemos continuar por ese camino. Dar marcha atrás a eso pondría en peligro no solo el crecimiento sino también la estabilidad social del país.

¿El antisistema es todavía un peligro para el país?
Me complace mucho ver en las encuestas que los candidatos que de alguna manera garantizan democracia y apertura al mundo y modernización de la economía, tienen ciertamente una gran mayoría. Y si usted se refiere al señor [Ollanta] Humala, yo creo que todos tienen derecho a cambiar y a conocer más qué es lo que necesita el Perú. Sin cambiar mis puntos de vista he escuchado de él alentadoras ideas respecto a que mantendría una política, quizás siendo más restringido en el tema del medio ambiente o las regalías, pero ya comenzamos por un buen camino. Lo que se está logrando en el Perú es lo que se logró en países como España donde más que acuerdos políticos había consenso social respecto a los grandes objetivos y nadie ponía en tela de juicio temas que habían funcionado. Creo que eso es sustantivo. No veo en peligro el camino democrático social y de apertura al mundo del país.

¿Humala está cambiando? ¿Ya no es el cuco del antisistema?
El sistema es muy fuerte pero no es absolutamente maligno ni demoníaco. Tiene cosas muy positivas también. La vida en sociedad civilizada, los medios de comunicación, las libertades, eso es también parte del sistema. Una cierta seguridad para vivir sin que el que se opone a mí venga y me mate. Quien vive en el sistema empieza a compartir cosas valiosas de él y se da cuenta de que se mueve no a la velocidad que cada uno quisiera pero sí hay una declinación de la pobreza y cierta esperanza de que por el mismo camino podríamos ir más rápido. Pienso que Humala tampoco es una persona sorda, ciega a las cosas y por las últimas expresiones que le he escuchado me pareció que está siendo sensible al camino del realismo, lo que hacen los chinos, que han logrado con una política realista ir convirtiendo una clase media formidable.

¿Cómo ve la relación con los países vecinos?
Iniciamos el gobierno y teníamos Sudamérica dividida. De un lado estaba el ALBA con mi amigo Hugo [Chávez] con quien hemos aprendido a convivir y tolerarnos. Mi amigo el presidente Lula por su dimensión está con uno y con otro ideológicamente. Argentina estaba más vinculada al presidente Hugo Chávez. Ha tenido créditos, ciertas ayudas y divisas y Chile extrañamente que ha tenido una política económica centrista, realista y muy moderna pero en los hechos estaba en la foto con el grupo del ALBA. Sumado a eso Bolivia, Uruguay etc. En este momento las situaciones han cambiado. Hemos tenido a la presidenta [Cristina] Kirchner, al presidente [Fernando] Lugo, a quien creían parte del ALBA, y lo que muestran y predican es independencia. Chile se ha desafiliado un poco de esas posiciones. Al contrario, está antagónico con el foco del ALBA de Venezuela. Y el presidente Correa tiene sus puntos de vista que yo respeto y aprecio mucho, pero pone por encima de eso la relación imprescindible que debemos tener ambos. Queda un pequeño problema que son estas tropelías ocurridas entre Colombia y Ecuador, donde nosotros, prefiriendo los principios a las amistades, dijimos que tenía razón Ecuador, pero en conjunto creo que la estrategia vecinal está bastante favorable y este año va a ser más favorable.

“También tengo críticas a la ONU y la OEA, pero no me voy a retirar”
Su jefe de Gabinete ha planteado a título personal un retiro parcial de la corte. ¿Es posible?
Yo no le voy a quitar el piso a un hombre tan importante y querido como Javier [Velásquez Quesquén]. Lo que leo ahí es que él expresa su rechazo a que encima de haber querido destruir el país tenemos que pagarles a estas personas porque la policía los detuvo a veces en circunstancias, digamos, de alta exigencia y no cumplió al pie de la letra las cosas. Yo preferiría ir al fondo del asunto. Se trata de no pagarles. De establecer que esta gente nos debe 2.700 millones si sumamos todas las reparaciones civiles que les han puesto en las sentencias. Lo que yo creo es que debemos ir al camino de “netear”. Sí, señores de la corte, yo pago, pero deposito en el Banco de la Nación y el banco lo retiene con cargo a pagar lo que ellos deben. ¿O la señora Berenson no debe nada? Claro que sí. Fue condenada a pagar una reparación civil y debe haber pagado la centésima parte. Los 26 mil dólares los hubieran depositado en el Banco de la Nación y se tomaban para cubrir su reparación civil y no sale un centavo. Ese es el objetivo. Ahora ir a cosas mayores es un poco ideologizar y politizar el tema. He escuchado decir que toda la corte de Costa Rica está politizada, por decir como se dice dentro del Perú, caviares. Pero, señores, el mundo es así y uno no puede quedarse solo en el mundo. Yo también tengo grandes críticas sobre la ONU y la OEA pero no me voy a retirar.

¿Cómo se ve en los años posteriores a la salida de la presidencia? ¿En la oposición?
Para un hombre político que ha tenido el privilegio de ser presidente dos veces, ya el camino fácil de decir “soy de la oposición” es complicado. Mi compromiso es ayudar. Saldré el 28 de julio y el 29 abro mi oficina y voy a la universidad y empiezo mis recorridos. Pienso viajar por el país. Tendría que haber algo de extrema gravedad —la abolición de las libertades— para que el ex presidente García se ponga en la oposición. Eso de salir a despotricar del que está para ver si uno gana la siguiente [elección] no me parece. Ese ya no es el papel de un hombre de Estado.


¿Lo veremos tentando la presidencia en el 2016?
La voluntad de poder inteligente no es quedarse en la presidencia, es comprender que si uno hace cosas buenas y dice cosas sensatas y las explica bien, puede mantener un cierto poder sin necesidad de la banda presidencial. Lo que pasa es que aquí se confunde poder con oropel, poder con banda presidencial.




SEGUNDA PARTE

El presidente de la república hace un balance sobre su gestión y encara, entre otros, temas como la pobreza, la corrupción y los conflictos por la explotación de los recursos naturales


¿Señor presidente, no cree que la corrupción alimenta a los antisistema, en la medida en que la gente pobre ve cómo los recursos son dilapidados por lo que ha llamado una burocracia corrupta?
En efecto, y el antisistema también lo sabe y por consiguiente agiganta, levanta y multiplica los casos de corrupción a partir de algunos hechos puntuales. Yo soy un muy duro crítico de lo ocurrido en el caso de los famosos audios (“petroaudios”) que transparentaron a una mafia de venta de influencias y de contactos. Que eso se tradujera en haberle dado dinero a algún funcionario, que lo aclare el Poder Judicial y la exhibición de bienes de cada funcionario, pero nadie debe de aceptarle esas conversaciones e insinuaciones fuera de contexto a los lobistas. Eso me pareció absolutamente negativo, y más el carácter rufianesco de los diálogos, le hicieron mucho daño a la democracia y a mi gobierno. Pero, es un hecho puntual.

Otro hecho puntual es Cofopri, que regularizó —no vendió— el traspaso de tierras de la Comunidad Campesina de Chilca (por parte de un señor Chauca) a un precio absurdo. Lo mismo ha pasado con los terrenos donde están ahora los balnearios del país. Pero son hechos puntuales. Tengo cuatro tomos con la lista de las 130.000 obras que han sido ejecutadas por las municipalidades, regiones y el gobierno (ya están en Internet). Si a mí me dijeran que en el 10% ha habido escándalo, diría: Ahora sí estamos “fritos”. Sé que no debería haber ni un caso de corrupción. Al iniciar mi gestión en el 2006 les dije a mis ministros que yo venía de cargar por más de diez años una cruz que no era mía y que consideraría una aberración que alguien se deje engatusar por algún lobista y dije específicamente que se cierren las puertas a este, este y a este. Lamentablemente hay gente que por amistad se siente impedida de tirar el teléfono. En la medida en que haya independencia de poderes, prensa libre, derecho de protesta en las calles e inclusive tribunales internacionales, creo que el peligro de una corrupción, como la que ocurrió durante el régimen antepasado, está controlado. La democracia es el mejor remedio contra la corrupción.

No hay corrupto sin corruptor. Usted se reúne siempre con la gran empresa, de repente un poco menos con las pequeñas. ¿Cuál es la relación que mantiene con los empresarios? ¿Cambió el tipo de sus pedidos?
Primero, quisiera decir que no todos los empresarios son corruptores. En segundo lugar, yo tengo la lógica muy clara y es la siguiente: en un escenario de crecimiento mundial el Perú debe subirse a esa ola para generar más empleo y tener más recursos para hacer obras sociales. Se necesita desencadenar la inversión en el país. Yo soy de un partido popular y de un colegio público, podría tomarme muchas fotos en Gamarra y con bicicleteros y vendedores ambulantes. ¿Y en qué le sirvo al país con eso? Yo sacrifico mi foto y mi característica de líder popular y envío cartas a todas las empresas del mundo. He recibido a 1.600 empresas. Esa gran empresa tendrá que comprarle a la mediana empresa los tubos y tendrá que contratar a quien le suelde esos tubos. Lo que hay que hacer es detonar la gran inversión para que arrastre a la mediana y pequeña inversión, no al revés. Si lo que hago es repartir medios de pago entre la población y no viene la inversión, lo único que tendré será una enorme inflación. Y creo que tengo derecho a aprender muchas cosas.

Este es un crecimiento inclusivo porque ha permitido poner agua a 4 millones de personas, dar electrificación a 2,8 millones de personas. Si no lo hubiese podido hacer, yo diría que hemos fracasado. Yo no creo en la tesis del goteo, porque significa que primero hay que llenar el vaso de los más poderosos. Yo creo en las políticas públicas y creo en la acción directa hacia los pobres. Pero, como sale en la foto que me reúno con la gran empresa, se genera una visión un poco simplista.

Esta inversión va muy dirigida hacia los recursos naturales…
CFI va a construir una planta que utilizará gas para producir úrea para nuestra agricultura y para exportarla. El grupo Brescia va a hacer nitratos con los que se harán explosivos. Los españoles de OHL invertirán US$270 millones para construir una carretera sin pedirle dinero al Estado. El Perú es un país minero, pero cada vez hay más capitales que vienen a producir manufacturas.

La referencia era al conflicto explotación de recursos naturales versus medio ambiente. ¿Sus propuestas sobre el perro del hortelano deberían replantearse a raíz del daño generado últimamente?
Permítanme recordar que quien creó el Ministerio del Ambiente fui yo. En segundo lugar, si tuviera que expulsar a alguien como ese religioso que dice: “Me expulsan por ambientalista”, tendría que expulsar primero al doctor Brack, que es mucho más radical. En cambio, acabamos de multar con S/.36 millones a la empresa Caudalosa que ha envenenado las aguas de dos ríos. El Estado en esto es draconiano. Cuando El Comercio se preocupó por la búsqueda de petróleo frente a las costas de Lima, analizamos el tema y quedó claro que la exploración será a 40 millas, nadie verá las torres. Ahora, siempre hay posibilidad de un peligro. Lo mismo con el reactor Óscar Miró Quesada, siempre hay posibilidad de que haya un escape radiactivo, pero sobre las posibilidades negativas no se puede gobernar, hay que tener confianza en que las cosas funcionen. Tenemos un compromiso firme con el medio ambiente, y sobre todo con que la gente no me “negree” a los peruanos. Eso es lo primero que le digo a todos los empresarios: “¿Usted va a venir? Aquí tenemos un punto de vista de que hay que pagarle lo menos posible al cholo, pero, oiga, usted tiene la posibilidad de mejorar esa imagen y pagar más”.

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