viernes, 16 de julio de 2010

¿Es el periodismo la tribuna del morbo?

Tomado de Peru.21. Columna de Patricia del Río. Crisis de identidad.- Yo no debería estar escribiendo esta columna. Este tema no debería haberse ventilado en los medios. Su identidad no tendría por qué haber sido noticia de primera plana ni nota abridora de cuanto noticiero o programa de espectáculos hay en la radio y en la televisión. Sin embargo, desde hace poco más de 24 horas, los periodistas no hemos hecho más que ventilar los resultados de la prueba de ADN a la que fue sometida la hija de Pablo Villanueva, el nunca más famoso ‘Melcochita’.

La verdad que jamás le habíamos puesto tanto empeño al tratamiento de una “noticia”. Preocupadísimos por cubrir todos los ángulos, hemos hecho desfilar frente a cámaras y micrófonos a la pareja protagonista del escándalo, a sus familiares cercanos, a los abogados especialistas en temas de filiación y a los médicos genetistas. Hemos estado tan afanados por que no se nos escape ningún detalle del escandalazo de la semana, que hemos terminado perdiendo de vista un hecho elemental: esta no es la historia de una infidelidad, ni de un engaño, ni mucho menos del cornudo ‘Melcochita’. Este es el drama de una niña que tenía todo el derecho del mundo a que un tema tan delicado como la identidad de su verdadero padre se resolviera en privado.

Constanza aún no lo entiende, pero a su escaso año de edad no solo no sabe quién es su papá, ni cuál será su apellido, sino que además tiene una hermanita que está por nacer y que correrá su misma mala suerte: será sometida a una prueba de ADN, cuyo resultado será comentado en todo el Perú gracias al indesmayable trabajo de nosotros los periodistas.

Leo los titulares de diarios serios, escucho los noticieros de medios prestigiosos, reviso las webs más importantes y no puedo evitar preguntarme: ¿Es esta nuestra chamba? ¿Esto es informar? ¿En qué nos hemos convertido si, lo que antes hubiera sido noticia exclusiva de medios chichas y faranduleros, hoy recibe enorme despliegue en TODOS los medios sin excepción? Y no me vengan con que han sido sus propios padres quienes han decidido voluntariamente ventilar el tema. ¿Si mañana un descriteriado decide violar a su hija frente a cámaras, también le vamos a dar tribuna?

No nos engañemos intentando justificar nuestro trabajo: Constanza no es hija de un presidente ni de un funcionario público sinvergüenza a quien queremos poner en evidencia. Tampoco estamos colaborando con ella para que se le haga justicia. La única razón por la que nos ocupamos de su caso es porque su historia vende, su confusa identidad es rentable, el misterio sobre quién es su padre es la carnada perfecta para satisfacer el morbo de nuestro público y, así, incrementar nuestra lectoría y audiencia.

Hoy, 16 de julio, Constanza cumple recién un año de vida y, gracias al menudo regalo que le hemos hecho, su existencia es un auténtico laberinto. Hoy es uno de esos días en que miro a mi hijo y me alegro de que todavía no entienda bien en qué consiste el trabajo de su madre. La verdad es que hoy es uno de esos días en que me da vergüenza ser periodista.

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