jueves, 6 de mayo de 2010

PERIODISMO: LA VERGÜENZA NACIONAL PORQUE ENGAÑA A LA GENTE POR DINERO NADA MÁS

Estas palabras, que son extraídas de un canto de las barras de los equipos de fútbol del Perú, calan muy en el fondo de mi corazón. Me emocionan. Me apasionan. Para explicarles un poco el por qué les contaré acerca de una conversación que tuve con un amigo de mi universidad.

Le conté que quería ser periodista, a lo que me respondió que "el periodismo está manchado". Claro que no se refería a una manchita, nada más, no. Para él está tan manchado que me recomendaba que me decidiera por no entrar en él. "Al periodismo se le puede comprar", concluyó. Bueno, es cierto por un lado, pero por otro no. Entramos en una pequeña discusión, pues, claro, no iba a permitir que se quede con esa mentira en la cabeza. Mentira que existe. Creo que muchas personas pensarán lo mismo que mi compañero; bueno, es de esperarse, ¿no creen?

Discrepé tajantemente de lo que me dijo. Primero, porque yo voy a ser periodista y sé en donde me estoy metiendo, al menos eso creo. Segundo, porque no se puede dejar de lado a tantos periodistas que sí cumplen con su verdadera labor: Comunicarles a todas las personas la verdad. Asimismo, no podemos botar al tacho el valiente ejemplo de cientos de periodistas muertos en combate. Pues, claro, el periodismo es un combate. Un combate contra los desgraciados que sólo quieren destruir la sociedad, el mundo en general.

Creo que aún no respondo la pregunta acerca de por qué me emocionan, me apasionan, esas palabras tan duras y crudas. La respuesta es sencilla: Lucharé para conseguir que eso desaparezca. Es de esperarse que lo primero que escuche será que soy un joven ilusionado, que eso siempre se piensa a esta edad (19 años).

Bueno, pues, me esforzaré al máximo para que no suceda. Recuerdo que mi tía me dijo lo mismo cuando le conté acerca de mi experiencia en la Confirmación. "Yo también pensaba lo mismo cuando tenía tu edad", me afirmó. Ya han pasado más de tres años desde que me dijo eso y hasta ahora no se cumple su profecía, y, claro, no se va a cumplir. Ideas absurdas, estúpidas, pueriles. ¡Qué pena por aquéllos que piensan así!

Creo que los jóvenes de ahora tenemos la responsabilidad moral de ir contra la corriente, contra todas esas ideas tontas y repetitivas. La responsabilidad del universitario frente a los desafíos que pone el mundo para destruir a las personas debe de ser comprometida, constante, rebelde (ante lo que va en contra de los demás), innovadora y firme.

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